Hace unos días se recibió la invitación de la pedánea de La Alberca al acto de proclamación de la Virgen del Rosario, Patrona de La Alberca, como Alcaldesa Perpetua de la pedanía.
Con el debido respeto, se declinó esta invitación porque, en la Junta Directiva de AVLA, no consideramos adecuado participar en actos donde se mezcla política y religión.
Se trata de un acto a celebrar en la Iglesia Parroquial, pero convocado por la Presidenta de la Junta Municipal.
A continuación exponemos las razones por la cuales no nos parece adecuado, en la actualidad, la participación en ese acto:
- Nos retrotrae al antiguo régimen: desde la Edad Media ha habido conflicto entre la monarquía española y la Iglesia, pretendiendo ésta última que no hubiese ingerencias en los asuntos eclesiásticos. Sin embargo el regalismo español consistió, entre otros privilegios, en que los reyes pudiesen presentar ternas de candidatos a obispo, de los cuales el Papa tenía que elegir uno.
- Es una práctica que se mantiene durante el Nacional-catolicismo: la Iglesia acordó con el régimen franquista, mediante concordato, que el Nuncio de Madrid debía enviar a la Santa Sede, con el beneplácito del gobierno español, una lista con mínimo seis candidatos. El Papa escogía tres candidatos de esta lista y en el plazo de un mes, el Jefe de Estado tenía que presentar a uno de los tres. Todo ello a cambio de privilegios para la Iglesia como que la religión oficial del Estado español pasase a ser la Religión Católica, como en las Constituciones del siglo XIX; la Iglesia, junto con sus asociaciones e instituciones, tendrían plena capacidad jurídica para adquirir, poseer y administrar sus bienes; quedarían exentos de impuestos los locales eclesiásticos tales como las iglesias, las capillas, las residencias de los obispos, etc.; la concesión numerosas dotaciones y subvenciones al clero.
- La actual Constitución Española, en su artículo 16 dice: "Nadie podrá ser obligado a declarar sobre su ideología, religión o creencias. Ninguna confesión tendrá carácter estatal".
Es decir, proclama el carácter aconfesional del Estado Español, por eso, aunque al ser nombrado Rey de España, Juan Carlos I heredó el privilegio que no llegó a ejercer, en 1978 dejó de ser efectivo por causa de la aprobación de la Constitución.
- Simbólicamente, nombrar a un personaje religioso como gestor de lo público es aceptar que se nos gobierne con criterios religiosos, criterios que no toda la población comparte y que, por Ley, no está obligada a compartir.
Sinceramente, no entendemos como la Iglesia se permite este retorno al pasado. Un pasado de conflictos e ingerencias mutuas que se soluciona mediante una convivencia pacífica donde cada cual gestione lo que le compete. Según el Evangelio de San Mateo, fue Jesucristo el que dijo:"Dad, pues, a César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios". Lo cual no hace más que ratificar nuestras ideas.
Por último, pensamos que los políticos deberían dedicarse a gestionar y resolver los problemas que surgen en nuestro día a día en lugar de hacer populismo, como escribe Juan Navarro Celdrán, de Europa Laica en el Diario.es
Acertada y exhaustiva explicación. Gracias
ResponderEliminarEstoy totalmente de acuerdo con avla
ResponderEliminarDe acuerdo con la decisión de no participar en un anacronismo populista y con una carga e intencionalidad ideológica que no comparto.
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